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(Rol de trama) Once we're together... (Priv. Mia, Seiran, Chitose & Sephirot)
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(Rol de trama) Once we're together... (Priv. Mia, Seiran, Chitose & Sephirot)
Mi sentido de la orientación no era nada bueno porque, en vez de llegar a Aurum, que era donde mi tía me esperaba, llegué a unas ruinas que jamás había visto. Sin embargo, estaba totalmente segura de haber seguido al pie de la letra las indicaciones de mi madre para llegar hasta el otro reino... Una ligera idea de que a Aurum se llegaba cruzando este sitio apareció en mi cabeza, y me adentré en aquel lugar. Entonces, escuché unos pasos. Estaba asustada, sí, pero me aseguré de que nadie ni nada me observaba ni pretendía atacarme, por lo que me tranquilicé mediante un par de bocanadas de aire grandes. ''Tranquila Mia...'' pensé ''Haya sido algún insecto...''. Y seguí con mi camino hacia Aurum, a pesar de que más tarde, me di cuenta de que no se iba hacia allí, sino, hacia el lado contrario... Pero aún tenía esa idea metida en la cabeza, por lo que seguí caminando entre aquellas rocosas ruinas, buscando esa salida que tenía en mente.
Tras un buen rato así, decidí parar a descansar. Me senté sobre una gran ruina plana, y me miré los pies, que estaban muy heridos y algo sangrientos, debido a los cortes por la grava y piedritas que se me clavaron durante el viaje. Me dolían, y si aún tenía fuerzas para seguir buscando alguna salida, también para caminar. Por lo que apliqué mis poderes curativos sobre mí, pero me di cuenta que... ¡no funcionaron! ¿Por qué no? Siempre habían sido útiles y ahora... Me levanté con una mueca de dolor, y seguí caminando. Hacía calor, y por ello, perlas de sudor asomaban por mi frente, deshidratándome poco a poco. Realmente, ahora no tenía claro qué hacer, estaba confusa y... asustada. ¿Realmente había salida a aquel lugar? Sí, la había, la misma por la que había entrado. Otra, ya no sé. ¿Y qué pasará ahora en adelante? Quién sabe, aunque no había nadie más allí... Creía. Comencé a preocuparme, y pronto caí en la desesperación. Comencé a llorar, y grité, tratando de desahogarme y poder continuar, aunque mis piernas flojearon y me caí al rocoso suelo, haciendo sangrar mis blancas y delgadas piernas. Era fuerte, sí, pero no estaba tan preparada para aquello... Y la escuché.
''Busquen... Busquen...''
Esas palabras hicieron que mis lágrimas dejaran de caer por mis mejillas, y dejara de sollozar y gritar. ¿Que busque? ¿El qué? Me levanté para ver si escuchaba de nuevo aquel dulce y reconfortante susurro, pero no se escuchó más.
-¿Q-Qué se supone que debo buscar...?-dije en voz alta, con la esperanza de que aquel susurro me dijera la respuesta. Pero me ignoró, pues no la obtuve. Me resigné, y seguí caminando, limpiándome las lágrimas.
Estuve así otro rato, hasta que paré por cansancio y dolor. Tenía hambre y sed, pero no había ni rastro de comida o agua por ningún lado. ¿Moriría así? No, debía haber algo... ¿Y si hubiera más gente? Puede. Me aferré a esa esperanza como un niño se aferra a su madre cuando le habla un desconocido. De repente, vino a mi cabeza el hecho de por qué no podía usar mis poderes curativos. ¿Había algo que los anulaba? Quién sabe, aparecí allí por arte de magia, y no puedo usar curas... Mi mente daba vueltas, estaba realmente perdida tanto en mi mente como en aquel lugar. Y el hambre y la sed no colaboraban... Me tumbé en el suelo, tal y como desperté, y cerré los ojos, al menos, para concentrarme y para poner en orden mis pensamientos.
Y justo por eso, no me di cuenta de que alguien me observaba...
Tras un buen rato así, decidí parar a descansar. Me senté sobre una gran ruina plana, y me miré los pies, que estaban muy heridos y algo sangrientos, debido a los cortes por la grava y piedritas que se me clavaron durante el viaje. Me dolían, y si aún tenía fuerzas para seguir buscando alguna salida, también para caminar. Por lo que apliqué mis poderes curativos sobre mí, pero me di cuenta que... ¡no funcionaron! ¿Por qué no? Siempre habían sido útiles y ahora... Me levanté con una mueca de dolor, y seguí caminando. Hacía calor, y por ello, perlas de sudor asomaban por mi frente, deshidratándome poco a poco. Realmente, ahora no tenía claro qué hacer, estaba confusa y... asustada. ¿Realmente había salida a aquel lugar? Sí, la había, la misma por la que había entrado. Otra, ya no sé. ¿Y qué pasará ahora en adelante? Quién sabe, aunque no había nadie más allí... Creía. Comencé a preocuparme, y pronto caí en la desesperación. Comencé a llorar, y grité, tratando de desahogarme y poder continuar, aunque mis piernas flojearon y me caí al rocoso suelo, haciendo sangrar mis blancas y delgadas piernas. Era fuerte, sí, pero no estaba tan preparada para aquello... Y la escuché.
''Busquen... Busquen...''
Esas palabras hicieron que mis lágrimas dejaran de caer por mis mejillas, y dejara de sollozar y gritar. ¿Que busque? ¿El qué? Me levanté para ver si escuchaba de nuevo aquel dulce y reconfortante susurro, pero no se escuchó más.
-¿Q-Qué se supone que debo buscar...?-dije en voz alta, con la esperanza de que aquel susurro me dijera la respuesta. Pero me ignoró, pues no la obtuve. Me resigné, y seguí caminando, limpiándome las lágrimas.
Estuve así otro rato, hasta que paré por cansancio y dolor. Tenía hambre y sed, pero no había ni rastro de comida o agua por ningún lado. ¿Moriría así? No, debía haber algo... ¿Y si hubiera más gente? Puede. Me aferré a esa esperanza como un niño se aferra a su madre cuando le habla un desconocido. De repente, vino a mi cabeza el hecho de por qué no podía usar mis poderes curativos. ¿Había algo que los anulaba? Quién sabe, aparecí allí por arte de magia, y no puedo usar curas... Mi mente daba vueltas, estaba realmente perdida tanto en mi mente como en aquel lugar. Y el hambre y la sed no colaboraban... Me tumbé en el suelo, tal y como desperté, y cerré los ojos, al menos, para concentrarme y para poner en orden mis pensamientos.
Y justo por eso, no me di cuenta de que alguien me observaba...
Mia Fearless-
Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 25/05/2014
Edad : 24
Localización : Smaraudus, en la clínica de mis padres.
Re: (Rol de trama) Once we're together... (Priv. Mia, Seiran, Chitose & Sephirot)
Se encontraba en la biblioteca, leyendo un libro que hace poco había encontrado, rodeado por numerosos volúmenes, pero algo interrumpió aquella silenciosa lectura en la que se encontraba sumido.
Aquello fue lo que escuchó en su mente, un susurro angelical. El rey levantó la cabeza, mirando a todos lados, sin comprender exactamente qué le estaba pasando. ¿Una alucinación? Pero aquella petición volvió a arremeter en su mente, insistiendo en que llevase a cabo la tarea. Era una voz femenina, armoniosa… Y no pertenecía a una criatura cualquiera. ¿Acaso un ser divino recurría a alguien como él? Gracia tenía, de eso estaba seguro, pero bueno, aquella insistente voz no iba a parar en ningún momento, por lo que si no iba, tendría que soportarla sabe quién cuanto, y era preferible salir en una aventura a quedarse encerrado como un loco oyendo una voz. Así fue cómo el rey Chitose, monarca de Safir, decidió emprender un viaje cuyo destino incluso él mismo desconocía, lo que era algo temerario de su parte, pues no sabía cuánto tiempo podría pasarse fuera del reino, pero en aquellos momentos, en la mente del híbrido solo estaba la preparación de su viaje, que tampoco fue excesivamente larga ni llevaba demasiada carga.
Tan solo dejando una nota con su ausencia, y todo el papeleo del día hecho -algo inusual- marchó de la ciudad, y comenzó su viaje. No hizo falta avanzar mucho para saber su destino, pues lo intuía. Pocas veces se había acercado a Tenebra en los viajes que había hecho, ni tampoco había estado en aquel territorio para siquiera saber qué le depararía. Tan poca atención le prestaba a su alrededor que en menos de lo que pensaba, ya había llegado a su destino, aquel lugar desolado que era Tenebra. Al contrario como Smaraudus, por poner un ejemplo, ese sitio no tenía casi vegetación, y lo que había eran escombros. Cuanto más se adentraba en las ruinas, una sensación extraña invadía al híbrido, lo que hacía que realentizara el ritmo, y mirase a sus alredederos cautelosamente. ¿Un hechizo…? No pensó en ello demasiado, y decidió tomarse un descanso. En ese mismo momento, elevó su espada ligeramente, y utilizando solo el pulgar, desenvainó levemente la espada, dejando ver su filo, y su propio reflejo. Sin expresión alguna, observó el cambio que estaba sufriendo. Sus ojos se habían tornado de un azul turquesa, y sus cabellos cubiertos por el color negro. ¿Esto era lo que estaba sintiendo?...Un suspiro salió de la boca de Chitose, y nuevamente, escuchó aquella voz.
El de cabellos ahora negros, miró el cielo, con cierta molestia plasmada en su rostro, pero cubierta por la frialdad, anhelando que esa voz cesara. Tras una ojeada rápida al cielo,volvió a enfundar su arma, y retomó su marcha. Ni un alma estaba presente, parecía que en aquel terreno él era el único vivo. Lo que le había traído aquí no revelaba sus intenciones, lo que para el joven era ir a ciegas. No tenía rumbo en esas ruinas, y si en un relativo período de tiempo no encontraba nada, se iría por donde había venido, pero entonces, como si aquel ente lo hubiera hecho a propósito, la vo de una chica se hizo paso hasta sus oídos.
El híbrido afiló la mirada, ahora con la atención captada por aquella voz femenina. No era la misma que la había traído a Tenebra. Pero, ¿y si era una trampa, o solo una ilusión? De este lugar uno nunca se podía fiar ni de su propia sombra, pero por averiguar... No quería pensar demasiado en detalles, pues eso lo que haría era atrasarlo, así que, en silenciosos pero ágiles pasos, marchó en dirección de la voz desconocida, a la que no tardó en alcanzar.
Paró en el momento en que vio el cuerpo de una chica reposando en el suelo, escondiéndose detrás de unos escombros. Su mirada recorría la zona, en busca de algún peligro inminente, sin embargo, nada parecía al acecho para avalanzarse en cuanto pisara la zona. Con precaución, se acercó a la muchacha de claros cabellos, y se puso de cuclillas, mirándola fijamente. No parecía estar despierta... ¿O sólo estaba finjiendo? Si estuviera despierta, ya se habría alertado por sus pasos, o quizás estos eran muy silenciosos. Existía la posibilidad de que fuera sorda, o que intentara hacerse la muerte como una zarigüella, pero su respiración era obvia, no podría engañar ni a un conejo.
Tomando el odre de agua que llevaba en la mochila, se levantó, le quitó el tapón, y sin previo aviso, le echó agua en la cara, para "despertarla". Podía ser una muchacha con amnesia, o lo que sea. Quizás estaba en el suelo porque le había caído una roca del cielo, o él-que-sabía. Ahora lo que tenía que hacer era despertarla, y preguntarle. Su fría mirada, la cual quizás intimidaba, se encontraba fija en la otra.
“Busquen, busquen…”
Aquello fue lo que escuchó en su mente, un susurro angelical. El rey levantó la cabeza, mirando a todos lados, sin comprender exactamente qué le estaba pasando. ¿Una alucinación? Pero aquella petición volvió a arremeter en su mente, insistiendo en que llevase a cabo la tarea. Era una voz femenina, armoniosa… Y no pertenecía a una criatura cualquiera. ¿Acaso un ser divino recurría a alguien como él? Gracia tenía, de eso estaba seguro, pero bueno, aquella insistente voz no iba a parar en ningún momento, por lo que si no iba, tendría que soportarla sabe quién cuanto, y era preferible salir en una aventura a quedarse encerrado como un loco oyendo una voz. Así fue cómo el rey Chitose, monarca de Safir, decidió emprender un viaje cuyo destino incluso él mismo desconocía, lo que era algo temerario de su parte, pues no sabía cuánto tiempo podría pasarse fuera del reino, pero en aquellos momentos, en la mente del híbrido solo estaba la preparación de su viaje, que tampoco fue excesivamente larga ni llevaba demasiada carga.
Tan solo dejando una nota con su ausencia, y todo el papeleo del día hecho -algo inusual- marchó de la ciudad, y comenzó su viaje. No hizo falta avanzar mucho para saber su destino, pues lo intuía. Pocas veces se había acercado a Tenebra en los viajes que había hecho, ni tampoco había estado en aquel territorio para siquiera saber qué le depararía. Tan poca atención le prestaba a su alrededor que en menos de lo que pensaba, ya había llegado a su destino, aquel lugar desolado que era Tenebra. Al contrario como Smaraudus, por poner un ejemplo, ese sitio no tenía casi vegetación, y lo que había eran escombros. Cuanto más se adentraba en las ruinas, una sensación extraña invadía al híbrido, lo que hacía que realentizara el ritmo, y mirase a sus alredederos cautelosamente. ¿Un hechizo…? No pensó en ello demasiado, y decidió tomarse un descanso. En ese mismo momento, elevó su espada ligeramente, y utilizando solo el pulgar, desenvainó levemente la espada, dejando ver su filo, y su propio reflejo. Sin expresión alguna, observó el cambio que estaba sufriendo. Sus ojos se habían tornado de un azul turquesa, y sus cabellos cubiertos por el color negro. ¿Esto era lo que estaba sintiendo?...Un suspiro salió de la boca de Chitose, y nuevamente, escuchó aquella voz.
El de cabellos ahora negros, miró el cielo, con cierta molestia plasmada en su rostro, pero cubierta por la frialdad, anhelando que esa voz cesara. Tras una ojeada rápida al cielo,volvió a enfundar su arma, y retomó su marcha. Ni un alma estaba presente, parecía que en aquel terreno él era el único vivo. Lo que le había traído aquí no revelaba sus intenciones, lo que para el joven era ir a ciegas. No tenía rumbo en esas ruinas, y si en un relativo período de tiempo no encontraba nada, se iría por donde había venido, pero entonces, como si aquel ente lo hubiera hecho a propósito, la vo de una chica se hizo paso hasta sus oídos.
-¿Q-Qué se supone que debo buscar...?-
El híbrido afiló la mirada, ahora con la atención captada por aquella voz femenina. No era la misma que la había traído a Tenebra. Pero, ¿y si era una trampa, o solo una ilusión? De este lugar uno nunca se podía fiar ni de su propia sombra, pero por averiguar... No quería pensar demasiado en detalles, pues eso lo que haría era atrasarlo, así que, en silenciosos pero ágiles pasos, marchó en dirección de la voz desconocida, a la que no tardó en alcanzar.
Paró en el momento en que vio el cuerpo de una chica reposando en el suelo, escondiéndose detrás de unos escombros. Su mirada recorría la zona, en busca de algún peligro inminente, sin embargo, nada parecía al acecho para avalanzarse en cuanto pisara la zona. Con precaución, se acercó a la muchacha de claros cabellos, y se puso de cuclillas, mirándola fijamente. No parecía estar despierta... ¿O sólo estaba finjiendo? Si estuviera despierta, ya se habría alertado por sus pasos, o quizás estos eran muy silenciosos. Existía la posibilidad de que fuera sorda, o que intentara hacerse la muerte como una zarigüella, pero su respiración era obvia, no podría engañar ni a un conejo.
Tomando el odre de agua que llevaba en la mochila, se levantó, le quitó el tapón, y sin previo aviso, le echó agua en la cara, para "despertarla". Podía ser una muchacha con amnesia, o lo que sea. Quizás estaba en el suelo porque le había caído una roca del cielo, o él-que-sabía. Ahora lo que tenía que hacer era despertarla, y preguntarle. Su fría mirada, la cual quizás intimidaba, se encontraba fija en la otra.
Chitose-
Mensajes : 37
Fecha de inscripción : 25/05/2014
Re: (Rol de trama) Once we're together... (Priv. Mia, Seiran, Chitose & Sephirot)
Las páginas del libro que mantenían en sus manos pasaban lentamente mientras su mirada rasgada y de un intenso color jade recorría las letras entintadas en las mismas. Era un momento tranquilo en el que sólo estaba presente en la mente del demonio albino una sola cosa: dejar pasar el tiempo en esos textos. Nada parecía poder interrumpir aquella situación mientras se encontraba apoyado parcialmente sobre la parte trasera del respaldo de un sofá de la sala, hasta que esa voz llegó a su cabeza.
“Busquen, busquen…”
Su mirada se desvió del libro para mirar a su alrededor, entrecerrando la misma, aunque sabía perfectamente que aquella voz no provenía del exterior, pero aun así, quizás la causante estuviera cerca. Mas sintió cierta sorpresa al volver a escucharla y poder captar ese matiz suave y armonioso en esa voz. Esa voz no podía ser de alguien ordinario… ¿acaso podría ser alguna Diosa quien le estuviera hablando? Aunque inverosímil, a su vez también le causaba gracia. Él, que pretendía luchar contra el cielo, recibir ese mensaje… sin duda parecía una broma del destino a su persona. Por ello, en un inicio, ni le dio importancia y pretendió seguir con lo suyo, pero….esa voz volvía a repetir el mismo mensaje cada cierto tiempo, resultando ser una intrusa bastante molesta en su mente. Por ello, y con el ceño levemente fruncido en un tenue gesto de molestia, acabó por cerrar el libro y tras dejarlo en el sofá, se puso en camino. ¿A dónde? Buena pregunta… mas si era una Diosa lo que le estaba hablando… ¿no debería encargarse también de guiarle hasta donde quisiera que fuera a buscar? Por eso, y tras haber preparado una pequeña bolsa de viaje con cosas esenciales, dejó que sus pasos fueran sin rumbo aparente hacía allá donde debía de ir.
Su atención ni siquiera se situó por el camino y por los lugares que pasó, solo dejó que su instinto fuera el que le llevara a donde fuera… acabando por ser ese lugar los inicios a Tenebra. Una vez estuvo en los límites de esa tierra con la otra, sí prestó atención a su alrededor. ¿Ése era el lugar entonces? Allí donde tenía que buscar algo, aunque la respuesta de lo que era aún estaba sin resolver.
Por eso mismo se detuvo en una zona rocosa cercana a ese destartalado lugar y se sentó sobre una de las rocas, mirando de reojo los comienzos de dicha tierra. Tenía una extraña sensación… era como si su cuerpo le pidiera que se adentrara, dejando fuera al instinto. Por ello su mirada se entrecerró con suavidad mientras dejaba reposar sus brazos sobre las rodillas flexionadas, haciendo a su vez que su espalda se encorvara. Aún tenía que reflexionar sobre aquello… aunque como única aparente compañía esa voz femenina y aterciopelada que seguía repitiendo las mismas palabras.
“Busquen, busquen…”
“Busquen, busquen…”
Su mirada se desvió del libro para mirar a su alrededor, entrecerrando la misma, aunque sabía perfectamente que aquella voz no provenía del exterior, pero aun así, quizás la causante estuviera cerca. Mas sintió cierta sorpresa al volver a escucharla y poder captar ese matiz suave y armonioso en esa voz. Esa voz no podía ser de alguien ordinario… ¿acaso podría ser alguna Diosa quien le estuviera hablando? Aunque inverosímil, a su vez también le causaba gracia. Él, que pretendía luchar contra el cielo, recibir ese mensaje… sin duda parecía una broma del destino a su persona. Por ello, en un inicio, ni le dio importancia y pretendió seguir con lo suyo, pero….esa voz volvía a repetir el mismo mensaje cada cierto tiempo, resultando ser una intrusa bastante molesta en su mente. Por ello, y con el ceño levemente fruncido en un tenue gesto de molestia, acabó por cerrar el libro y tras dejarlo en el sofá, se puso en camino. ¿A dónde? Buena pregunta… mas si era una Diosa lo que le estaba hablando… ¿no debería encargarse también de guiarle hasta donde quisiera que fuera a buscar? Por eso, y tras haber preparado una pequeña bolsa de viaje con cosas esenciales, dejó que sus pasos fueran sin rumbo aparente hacía allá donde debía de ir.
Su atención ni siquiera se situó por el camino y por los lugares que pasó, solo dejó que su instinto fuera el que le llevara a donde fuera… acabando por ser ese lugar los inicios a Tenebra. Una vez estuvo en los límites de esa tierra con la otra, sí prestó atención a su alrededor. ¿Ése era el lugar entonces? Allí donde tenía que buscar algo, aunque la respuesta de lo que era aún estaba sin resolver.
Por eso mismo se detuvo en una zona rocosa cercana a ese destartalado lugar y se sentó sobre una de las rocas, mirando de reojo los comienzos de dicha tierra. Tenía una extraña sensación… era como si su cuerpo le pidiera que se adentrara, dejando fuera al instinto. Por ello su mirada se entrecerró con suavidad mientras dejaba reposar sus brazos sobre las rodillas flexionadas, haciendo a su vez que su espalda se encorvara. Aún tenía que reflexionar sobre aquello… aunque como única aparente compañía esa voz femenina y aterciopelada que seguía repitiendo las mismas palabras.
“Busquen, busquen…”
Última edición por Sephiroth el Sáb Jul 05, 2014 3:29 pm, editado 1 vez
Sephiroth-
Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 18/06/2014
Re: (Rol de trama) Once we're together... (Priv. Mia, Seiran, Chitose & Sephirot)
"Busqen, busquen..."
Despertó con aquella dulce voz, sus orbes se entreabrieron y su cabeza se ladeó a un costado, haciendo que su oscuro cabello se moviera inestable con los movimientos de su señor. Miró a su alrededor y se dio cuenta que, a parte de las siluetas de los árboles nada más estaba a su alrededor, siquiera la presencia de un ser que no fuera animal llegó a su atención. Sus desiguales ocelos se cerraron una vez más, pensando que había sido solo un sueño, una voz inexistente que era fruto de su mente y aun así, no pudo evitar volver a pensar. Qué él recordara se había recostado en el césped, mas no se había percatado del momento en que cayó en los brazos de Morfeo. Los ostentosos rayos del sol se filtraron entre las ramas de los árboles y lo molestaron aun cuando permanecía con los ojos cerrados. Su brazo se levantó y lo posicionó encima de sus ojos, devolviéndolo a la oscuridad pero, no fue suficiente. Fueron los pájaros quienes llamados por su proveniencia celestial bajaron a tierra firme y comenzaron a susurrar canciones en un idioma que por desgracia era incapaz de entender en aquél momento así que, sabiendo que no podría volver a reconciliar el sueño se levantó hasta quedar sentado. Su amplia manga cayó hacia abajo cuando su brazo se levantó hasta su cabeza, apoyando una mano en la misma como si estuviera olvidando algo, o quizás intentara recordar algo perdido. Nada. Silencio interrumpido solo por el cantar de los pájaros y el sisear del viento.
"Busqen, busquen..."
Sus orbes se abrieron un poco más, a la par que una vez más observaba con atención a su alrededor, nadie parecía preocupado por aquella voz, como si solo él fuera capaz de escucharlo y los pájaros y demás animales fueran ajenos, quizás, no estaba lejano a la verdad. Cuando por tercera vez resonó en su cabeza con más claridad, aquella dulce y amable voz, no tardó por entrecerrar sus orbes y levantarse de su actual asiento con aparente calma. Dio unos pasos al frente y permaneció quieto de golpe, una sutil corriente de aire hizo balancear al compás sus largos cabellos y sin saber realmente el por qué, sus alas se abrieron de golpe en medio de aquél claro y sin mucho pesar voló en el cielo como ave sin destinación fija. No sabía donde ir y a la vez, algo en su mente le hacía mover en una dirección desconocida, como si aquella dulce voz le susurrara el camino, se dejó guiar, aun cuando, desconocía por completo el lugar de su destino al igual si hacía bien o no con ir solo. Pronto el verde de los bosques fue solo un recuerdo y la oscuridad comenzó a vislumbrarse a lo lejos, de la misma forma, sus poderes fueron minorando, como en aquél entonces en que había sido encerrado por Él, como si de un extraño sueño se estuvieran sumergiendo, mas su consciencia siguió igual y, tampoco parecía como si estuviera destinada a dormir. Notó una presencia conocida y al bajar la mirada lo vio, Sephiroth, sentado a mitad camino. Paró en el cielo y, sin mucha dificultad fue descendiendo suavemente a tierra, haciendo desaparecer sus alas dejando atrás solo plumas de un ligero tono grisáceo, pero aun la mayor parte blancas.
Sephiroth— Pronunció con calma, con su usual tono, calmado y amable. Dio unos pasos al frente y paró a su lado ¿Qué hacía él allí? Quizás... —¿También escuchaste aquella voz?— Como ante una revelación sus ojos asumieron un divertido brillo, mezclado con curiosidad y, sin dejar de lado aquella curiosidad desvió su mirada hacia los escombros que a pocos pasos de ellos se encontraban. —¿Seguimos?— Aunque pronunció una pregunta no esperó a su respuesta y simplemente siguió avanzando sin esperar a su compañía. Cruzó el umbral con la misma seguridad y con cuidado fue avanzando, observando el suelo de vez en cuando, sintiendo como cada vez la luz que por muy poco que sea le mantenía aun como un ser puro proveniente del cielo iba desapareciendo, durmiéndose, desapareciendo, como en aquél entonces y, le desagradó. Pero su consciencia seguía vigente, seguía consciente de él mismo, no era solo un alma como hacía antaño. Paró de golpe y frunció ligeramente el ceño en desconfío y, sin mucho pesar levantó su mano hacia el frente, canalizó su poder... o al menos lo intentó. Nada. Nada en absoluto. Su poder había caído dormido. —Este es un problema... No puedo utilizar mis poderes. Sephi...— Calló de golpe al notar el repentino cambio en el peliblanco, sus orbes brillaban peligrosamente y algo le dijo que no estaba pasando por su misma debilidad... Entonces ¿Por qué?. Se cruzó ligeramente de brazos impidiendo así que su cuerpo se estremeciera, la naturaleza que solía ser más amable con un ser celestial ahora pasaba de él como un completo extraño y su cuerpo, usualmente sostenido y protegido por la gracia divina ahora se asemejaba cada vez más a un humano. Al menos en aquella ocasión estaba consciente, pero por ese mismo motivo lo sentía aun más, la debilidad que amenazaba por hacerle temblar si no fuera por auto control. Al menos no parecía haber enemistades y el único problema parecía estar exactamente a su lado, por eso dejó que prevaleciera el silencio.
Sephiroth— Pronunció con calma, con su usual tono, calmado y amable. Dio unos pasos al frente y paró a su lado ¿Qué hacía él allí? Quizás... —¿También escuchaste aquella voz?— Como ante una revelación sus ojos asumieron un divertido brillo, mezclado con curiosidad y, sin dejar de lado aquella curiosidad desvió su mirada hacia los escombros que a pocos pasos de ellos se encontraban. —¿Seguimos?— Aunque pronunció una pregunta no esperó a su respuesta y simplemente siguió avanzando sin esperar a su compañía. Cruzó el umbral con la misma seguridad y con cuidado fue avanzando, observando el suelo de vez en cuando, sintiendo como cada vez la luz que por muy poco que sea le mantenía aun como un ser puro proveniente del cielo iba desapareciendo, durmiéndose, desapareciendo, como en aquél entonces y, le desagradó. Pero su consciencia seguía vigente, seguía consciente de él mismo, no era solo un alma como hacía antaño. Paró de golpe y frunció ligeramente el ceño en desconfío y, sin mucho pesar levantó su mano hacia el frente, canalizó su poder... o al menos lo intentó. Nada. Nada en absoluto. Su poder había caído dormido. —Este es un problema... No puedo utilizar mis poderes. Sephi...— Calló de golpe al notar el repentino cambio en el peliblanco, sus orbes brillaban peligrosamente y algo le dijo que no estaba pasando por su misma debilidad... Entonces ¿Por qué?. Se cruzó ligeramente de brazos impidiendo así que su cuerpo se estremeciera, la naturaleza que solía ser más amable con un ser celestial ahora pasaba de él como un completo extraño y su cuerpo, usualmente sostenido y protegido por la gracia divina ahora se asemejaba cada vez más a un humano. Al menos en aquella ocasión estaba consciente, pero por ese mismo motivo lo sentía aun más, la debilidad que amenazaba por hacerle temblar si no fuera por auto control. Al menos no parecía haber enemistades y el único problema parecía estar exactamente a su lado, por eso dejó que prevaleciera el silencio.
"...busquen..."
Seiran-
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Fecha de inscripción : 24/05/2014
Re: (Rol de trama) Once we're together... (Priv. Mia, Seiran, Chitose & Sephirot)
Un líquido fresco resbaló por mi cara, cosa que hizo que me despertara de golpe, asustada y en alerta. Sólo mis ojos se abrieron, mi cuerpo permanecía rígido como una estatua. ¿El miedo? Probablemente. Cuando me amedrentaba ante algo, solía ponerme tensa, y apenas me movía, por lo que en esta ocasión, fue igual. Y fue entonces cuando me di cuenta de que alguien me observaba, precisamente no desde muy lejos, sino a unos centímetros de mí. Ladeé la cabeza, y pude ver el rostro de un chico al que jamás he visto con una mirada fría, que parecía que iba a matarme en cualquier momento. Del susto, me quedé sin voz, a pesar de que mi boca estaba abierta, en señal de querer gritar. Me erguí y me alejé unos metros de él, al menos, para mantener la distancia. Estuve intentando preguntar algo durante unos segundos, hasta que pude hablar... en susurros.
-¿Q-Quién... eres...?-apenas me oí yo, por lo que él, dudo mucho que me escuchara. Pero, quién sabe, tenía pinta de estar muy atento a mis movimientos...
Di unas bocanadas de aire para tratar de relajarme. Digo yo que, si el chico quisiera haberme matado, lo habría hecho cuando yo estaba dormida, ¿no? Los pensamientos, sumados a las grandes inspiraciones y espiraciones para calmarme que yo hacía, consiguieron dejarme prácticamente tranquila del todo. Probé a levantarme, y lo conseguí, al menos, sin que me temblaran las rodillas. Incluso me atreví a acercarme a aquel chico que me miraba con esos ojos afilados... aunque no mucho, simplemente por precaución.
Otra vez, la misma voz de antes. Se me hacía insistente y molesta, a pesar de que el tono en el que lo decía era suave y armonioso. Entonces, aproveché la presencia del chico para preguntarle algo que me carcomía la cabeza desde que escuché la petición de la voz.
-¿N-No sabrás, por casualidad, lo que hay que buscar?-mi voz sonaba temblorosa, a pesar de estar calmada. Bueno, él infundía bastante respeto y miedo con esa mirada, así que mi cabeza se habrá puesto en modo respetuoso automáticamente...
-¿Q-Quién... eres...?-apenas me oí yo, por lo que él, dudo mucho que me escuchara. Pero, quién sabe, tenía pinta de estar muy atento a mis movimientos...
Di unas bocanadas de aire para tratar de relajarme. Digo yo que, si el chico quisiera haberme matado, lo habría hecho cuando yo estaba dormida, ¿no? Los pensamientos, sumados a las grandes inspiraciones y espiraciones para calmarme que yo hacía, consiguieron dejarme prácticamente tranquila del todo. Probé a levantarme, y lo conseguí, al menos, sin que me temblaran las rodillas. Incluso me atreví a acercarme a aquel chico que me miraba con esos ojos afilados... aunque no mucho, simplemente por precaución.
''Busquen, busquen...''
Otra vez, la misma voz de antes. Se me hacía insistente y molesta, a pesar de que el tono en el que lo decía era suave y armonioso. Entonces, aproveché la presencia del chico para preguntarle algo que me carcomía la cabeza desde que escuché la petición de la voz.
-¿N-No sabrás, por casualidad, lo que hay que buscar?-mi voz sonaba temblorosa, a pesar de estar calmada. Bueno, él infundía bastante respeto y miedo con esa mirada, así que mi cabeza se habrá puesto en modo respetuoso automáticamente...
Mia Fearless-
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Edad : 24
Localización : Smaraudus, en la clínica de mis padres.
Re: (Rol de trama) Once we're together... (Priv. Mia, Seiran, Chitose & Sephirot)
El híbrido observó cómo la chica se tensaba completamente, poniendo sus ojos como platos y sus músculos rígidos. ¿La había matado del susto? No, porque respiraba, agitadamente, pero lo hacía. Su boca estaba abierta, y de ella parecía que iba a salir un grito, pero en vez de eso, se irguió alejándose unos metros, por distancia de seguridad. Fue algo complicado, pero oyó aquel murmullo procedente de la muchacha de cabellos color crema.
—¿Yo?—sonríe de forma ladina—Antes de preguntarle el nombre a alguien, deberías presentarte, ¿sabes? Aunque bueno,los nombres son importantes—lo que decía no era del todo mentira. Ante muchos, un nombre u otro no importa, pues todos somos iguales al final, pero si le dices tu nombre al equivocado… quedas más indefenso al efecto, por ejemplo, de los youkais, teniendo más influencia sobre ti.
Se mantenía atento a cada movimiento que hiciera la contraria, pues, ¿quién sabía si realmente no era un enemigo más? Ya no podías fiarte de muchas personas, de las que muchas podían apuñalarte por la espalda. Lo extraño era que… notaba algo extraño procedente de la muchacha, además de que parecía hiperventilar. No se sorprendió en absoluto cuando ésta se acercó, y le preguntó lo que él mismo iba a preguntarle. Una sonrisa divertida aparece en sus labios—No, no lo sé. Solo he seguido la voz que seguramente te haya guiado a ti también—la señaló con un dedo, para a continuación llevar su mano a la cintura—Aunque supongo que lo que haré será dar vueltas como un perro mareado hasta que esa voz pare, o encuentre lo que pide. Es irónica ésta situación—nuevamente, su expresión pasa a carecer de emociones, y se acerca despreocupadamente a la joven, colocando una mano sobre la frente contraria.
—Como pensaba, no tienes nada. Si no fuera porque es muy poco probable, diría que eres humana—aparta su mano, y de nuevo la contempla sin ninguna emoción en especial, enlazando ideas. Seguramente, habría sido al entrar en Tenebra. Él sólo había sufrido un cambio, pero ella… ella era humana, prácticamente. Una frágil humana. Si no era lo suficientemente ágil, podría acabar muerta en un rincón. Pero… ¿Qué tenía él que no tuviera ella en sí?...Si ahora tenía ese aspecto, entonces... Al menos lo comprobaría.
Mientras divagaba, en una parte cercana sintió la presencia de dos personas. Cerró sus ojos, y se concentró, identificando a dos conocidos. ¿Así que ellos también habían sido llamados hasta aquí? Y si sus deducciones eran correctas…
Nuevamente, su atención se centró en la chica que no se había movido ni un ápice, no sabe si por miedo o no, pero aquello no le resultaba muy relevante. Sin su permiso, la cargó como un saco de patatas en su hombro, agarrándola por la parte de la cintura—Bueno, vamos a ver a dos tipos que conozco. Además, viendo ahora mismo que estás prácticamente indefensa, no creo que que puedas quejarte de que te lleve conmigo —por unos segundos, ambas miradas se cruzan—salvo que quieras quedarte aquí sola a merced de lo que haya en éstas ruinas, que la verdad, podría dejarte—sin decir nada más, y apartando su vista de la de ella, un ambiente oscuro comenzó a rodearlos, haciéndose cada vez más fuerte, finalmente envolviéndolos a ambos, desapareciendo en la nada, viajando por ella hasta donde los otros dos se encontraban.
—¿Yo?—sonríe de forma ladina—Antes de preguntarle el nombre a alguien, deberías presentarte, ¿sabes? Aunque bueno,los nombres son importantes—lo que decía no era del todo mentira. Ante muchos, un nombre u otro no importa, pues todos somos iguales al final, pero si le dices tu nombre al equivocado… quedas más indefenso al efecto, por ejemplo, de los youkais, teniendo más influencia sobre ti.
Se mantenía atento a cada movimiento que hiciera la contraria, pues, ¿quién sabía si realmente no era un enemigo más? Ya no podías fiarte de muchas personas, de las que muchas podían apuñalarte por la espalda. Lo extraño era que… notaba algo extraño procedente de la muchacha, además de que parecía hiperventilar. No se sorprendió en absoluto cuando ésta se acercó, y le preguntó lo que él mismo iba a preguntarle. Una sonrisa divertida aparece en sus labios—No, no lo sé. Solo he seguido la voz que seguramente te haya guiado a ti también—la señaló con un dedo, para a continuación llevar su mano a la cintura—Aunque supongo que lo que haré será dar vueltas como un perro mareado hasta que esa voz pare, o encuentre lo que pide. Es irónica ésta situación—nuevamente, su expresión pasa a carecer de emociones, y se acerca despreocupadamente a la joven, colocando una mano sobre la frente contraria.
—Como pensaba, no tienes nada. Si no fuera porque es muy poco probable, diría que eres humana—aparta su mano, y de nuevo la contempla sin ninguna emoción en especial, enlazando ideas. Seguramente, habría sido al entrar en Tenebra. Él sólo había sufrido un cambio, pero ella… ella era humana, prácticamente. Una frágil humana. Si no era lo suficientemente ágil, podría acabar muerta en un rincón. Pero… ¿Qué tenía él que no tuviera ella en sí?...Si ahora tenía ese aspecto, entonces... Al menos lo comprobaría.
Mientras divagaba, en una parte cercana sintió la presencia de dos personas. Cerró sus ojos, y se concentró, identificando a dos conocidos. ¿Así que ellos también habían sido llamados hasta aquí? Y si sus deducciones eran correctas…
Nuevamente, su atención se centró en la chica que no se había movido ni un ápice, no sabe si por miedo o no, pero aquello no le resultaba muy relevante. Sin su permiso, la cargó como un saco de patatas en su hombro, agarrándola por la parte de la cintura—Bueno, vamos a ver a dos tipos que conozco. Además, viendo ahora mismo que estás prácticamente indefensa, no creo que que puedas quejarte de que te lleve conmigo —por unos segundos, ambas miradas se cruzan—salvo que quieras quedarte aquí sola a merced de lo que haya en éstas ruinas, que la verdad, podría dejarte—sin decir nada más, y apartando su vista de la de ella, un ambiente oscuro comenzó a rodearlos, haciéndose cada vez más fuerte, finalmente envolviéndolos a ambos, desapareciendo en la nada, viajando por ella hasta donde los otros dos se encontraban.
Chitose-
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Fecha de inscripción : 25/05/2014
Re: (Rol de trama) Once we're together... (Priv. Mia, Seiran, Chitose & Sephirot)
Aún seguía pensando que podía ser esa sensación que recorría su cuerpo y le hacía querer adentrarse en aquella tierra, sin comprender del todo la causa. Sólo…quería entrar, ya no sólo por ese instinto que cada vez le tentaba más como quien le ofrece un dulce a un niño, sino por si propia curiosidad. Realmente la curiosidad parecía haberse aliado con su instinto para poder luchar contra la desconfianza y prudencia que la mente del albino parecía mantener como jefes de sus pensamientos, aunque fáciles de quebrar…
En ese instante una presencia se hizo presente, procedente del cielo, y su mirada se entrecerró mientras alzaba su rostro para poder observar al que había aparecido allí, siendo, para sorpresa que no llegó a su rostro, el querubín que ya conocía. ¿Qué hacía allí Seiran? Aunque por coincidencia, podría ser que también hubiera escuchado aquella voz que aún parecía querer ser el centro de atención en su cabeza y que seguía susurrando como si de un desesperado rezo se tratase, aquellas mismas palabras. Se incorporó con calma, volteándose para quedar frente al chico y de esa manera poder mirarle. – Parece ser que no soy el único que ha sido llamado por esa voz… aunque resulta una coincidencia que los llevara al mismo lugar – acabó por comentar con su voz fría, usual en el inferno, pero… en cierta manera aquella coincidencia no le resultara rara debido a lo que Sephiroth pensaba que podía ser la dueña de la misma. - …demasiado extraña la coincidencia…- dijo en un mero susurro mientras comenzaba a andar tras escucharle, alcanzándolo sin problema alguno.
Pero a medida que sus pasos se adentraban dentro de esa ruinosa y prácticamente destruida tierra, algo parecía querer despertar en el interior del albino. Aquello… ¿qué era aquello? Su instinto parecía ebullir, gritando en su interior como un bramido de una bestia, como la explosión causada por un hechizo… ¿qué era exactamente aquello? Su mirada no tardó en adquirir un brillo inusual, pudiendo apreciarse en aquellos iris más rasgados de lo normal de un azul cada vez más intenso y brillante una ferocidad y amenaza que resaltaban en exceso comparado con la fría mirada que solía demostrar el demonio. Aquella mirada… sólo parecía mostrar a un monstruo sediento de caos, y aún así…el semblante del albino no cambió ni un apéndice a pesar de todo aquello que parecía querer invadirle. Y aún así…el propio Sephiroth no se percató de aquel cambio en su mirar…ni tampoco en aquella ala que en ese momento se había mostrado en su hombro derecho, aquella ala oscura como el abismo…de brillantes plumas, se había manifestado sin permiso del demonio, incluso tras sus labios unos colmillos más desarrollados comenzaron a rozar dicha piel, aunque sin llegar a sobresalir de su boca.
Pero no tardó en detener su andar cuando escuchó la primera palabra del ser divino, girándose a su vez para mirarle con aquella mirada que denotaba el peligro, y su mirada se agudizó más al acabar de escucharle, a pesar de que no acabó el contrario su frase. ¿Cómo que no podía utilizar sus poderes? ¿Entonces por qué él parecía estar en un estado de euforia y aquel chico parecía tan frágil en comparación? Extraño… muy extraño… Vio como se cruzaba de brazos, y el albino casi pudo ver como retenía un temblor en su cuerpo gracias a ese acto… aunque no pasó desapercibida para la aguda mirada del demonio el desconcierto del ángel. –Por el momento…- pero ni acabó la frase al sentir como dos presencias parecían acercarse a la velocidad de la luz…o siendo más exacto…apareciendo sobre ellos prácticamente.
Y en un rápido movimiento, tomó de la muñeca al moreno para atraerlo hacía su torso, y con el brazo contrario no dudó ni un instante en rodear la cintura contraria y poder así alzarle para, pocos segundos después, su oscura ala desplegarse y en un fuerte aleteo, alzar a los dos varios metros y alejarse otros cuantos de la zona donde, justo como Sephiroth había intuido, aparecieron dos cuerpos, aunque sólo fue capaz de reconocer la identidad de uno, siendo aquel el rey al que servía como general. ¿Otro más? - No debería aparecer de esa manera, Majestad, o la próxima vez podría recibir un ataque – fueron las únicas palabras que le dedicó al monarca, acabando por apoyar uno de sus pies en el suelo tras descender, y por tanto dejar no sólo todo su peso en tierra firme, sino también al chico que aún seguía cogido por su brazo.
En ese instante una presencia se hizo presente, procedente del cielo, y su mirada se entrecerró mientras alzaba su rostro para poder observar al que había aparecido allí, siendo, para sorpresa que no llegó a su rostro, el querubín que ya conocía. ¿Qué hacía allí Seiran? Aunque por coincidencia, podría ser que también hubiera escuchado aquella voz que aún parecía querer ser el centro de atención en su cabeza y que seguía susurrando como si de un desesperado rezo se tratase, aquellas mismas palabras. Se incorporó con calma, volteándose para quedar frente al chico y de esa manera poder mirarle. – Parece ser que no soy el único que ha sido llamado por esa voz… aunque resulta una coincidencia que los llevara al mismo lugar – acabó por comentar con su voz fría, usual en el inferno, pero… en cierta manera aquella coincidencia no le resultara rara debido a lo que Sephiroth pensaba que podía ser la dueña de la misma. - …demasiado extraña la coincidencia…- dijo en un mero susurro mientras comenzaba a andar tras escucharle, alcanzándolo sin problema alguno.
Pero a medida que sus pasos se adentraban dentro de esa ruinosa y prácticamente destruida tierra, algo parecía querer despertar en el interior del albino. Aquello… ¿qué era aquello? Su instinto parecía ebullir, gritando en su interior como un bramido de una bestia, como la explosión causada por un hechizo… ¿qué era exactamente aquello? Su mirada no tardó en adquirir un brillo inusual, pudiendo apreciarse en aquellos iris más rasgados de lo normal de un azul cada vez más intenso y brillante una ferocidad y amenaza que resaltaban en exceso comparado con la fría mirada que solía demostrar el demonio. Aquella mirada… sólo parecía mostrar a un monstruo sediento de caos, y aún así…el semblante del albino no cambió ni un apéndice a pesar de todo aquello que parecía querer invadirle. Y aún así…el propio Sephiroth no se percató de aquel cambio en su mirar…ni tampoco en aquella ala que en ese momento se había mostrado en su hombro derecho, aquella ala oscura como el abismo…de brillantes plumas, se había manifestado sin permiso del demonio, incluso tras sus labios unos colmillos más desarrollados comenzaron a rozar dicha piel, aunque sin llegar a sobresalir de su boca.
Pero no tardó en detener su andar cuando escuchó la primera palabra del ser divino, girándose a su vez para mirarle con aquella mirada que denotaba el peligro, y su mirada se agudizó más al acabar de escucharle, a pesar de que no acabó el contrario su frase. ¿Cómo que no podía utilizar sus poderes? ¿Entonces por qué él parecía estar en un estado de euforia y aquel chico parecía tan frágil en comparación? Extraño… muy extraño… Vio como se cruzaba de brazos, y el albino casi pudo ver como retenía un temblor en su cuerpo gracias a ese acto… aunque no pasó desapercibida para la aguda mirada del demonio el desconcierto del ángel. –Por el momento…- pero ni acabó la frase al sentir como dos presencias parecían acercarse a la velocidad de la luz…o siendo más exacto…apareciendo sobre ellos prácticamente.
Y en un rápido movimiento, tomó de la muñeca al moreno para atraerlo hacía su torso, y con el brazo contrario no dudó ni un instante en rodear la cintura contraria y poder así alzarle para, pocos segundos después, su oscura ala desplegarse y en un fuerte aleteo, alzar a los dos varios metros y alejarse otros cuantos de la zona donde, justo como Sephiroth había intuido, aparecieron dos cuerpos, aunque sólo fue capaz de reconocer la identidad de uno, siendo aquel el rey al que servía como general. ¿Otro más? - No debería aparecer de esa manera, Majestad, o la próxima vez podría recibir un ataque – fueron las únicas palabras que le dedicó al monarca, acabando por apoyar uno de sus pies en el suelo tras descender, y por tanto dejar no sólo todo su peso en tierra firme, sino también al chico que aún seguía cogido por su brazo.
Última edición por Sephiroth el Sáb Jul 05, 2014 3:29 pm, editado 1 vez
Sephiroth-
Mensajes : 11
Fecha de inscripción : 18/06/2014
Re: (Rol de trama) Once we're together... (Priv. Mia, Seiran, Chitose & Sephirot)
Un lugar inhóspito, repleto de escombros y memorias de antaño olvidadas en las profundidades de aquellas viejas piedras en el suelo apiladas sin sentido aparente. Su atención siguió presente en la única compañía que tenía a su lado: Sephiroth, el general de Safir, aunque, lo más correcto sea decir que algo más había de por medio, algo qué, siquiera él mismo llegaba a comprender completamente y que, más exacto sería decir que sucedía por mera inercia, ideas, impulsos que palpitaban con fuerza durante un instante y luego desaparecía como arena llevada por el viento. Su mirar se entrecerró y una ladina sonrisa se formó en sus labios ¿Podía acaso suceder que solo él se diera cuenta de lo que estaba sucediendo? ¿De la peligrosa mirada que brillaba con intensidad con luz propia? ¿O acaso ya había perdido la cordura que hasta el momento le había atado a tierra? Lo cierto era que sus poderes se habían dormido, que ya no quedaba ni un lejano recuerdo de ellos, una mera percepción de la energía divina que por ley natural recorría su cuerpo. Vivo gracias a la magia, de pie gracias a la gracia divina ¿Acaso se rompería ahora que el poder ya no hacía parte de él? Quizás su cuerpo se descompondría como aquél de los viejos y ya extintos seres humanos que habían habitado la tierra. Sí, empezaba a sentirse como ellos ¿Cómo lo sabía? Un presentimiento, quizás un mero recuerdo, puede que el hecho de haber estado presente ante su creación... ¿Cómo lo habían narrado durante siglos? Ah, sí, cierto. Así de simple había sido, así de fácil recordarlo al igual que todo. La imperceptible línea de sus labios se curvaron ligeramente, dejando ver el desconcierto y el desacuerdo que en aquél momento se estaba debatiendo en su interior.
¿Hum...?— Murmuró, esperando que siguiera con su frase, más no pudo articular palabra antes de que sintiera la mano contraria en su muñeca y, de forma imprevista verse apoyado en el contrario. Todo movimiento realizado por aquél de oscura ala le resultó inesperado, un sentimiento tan nuevo que en el fondo le desagradó, no que el otro le tocara, sino el no poder percibir las acciones por él llevadas a cabo, en el fondo, el sentimiento era plausible para un ser acostumbrado de forma completamente opuesta. Aun así, sin poder oponerse a las acciones contrarias apoyó su mano libre en el torso ajeno y cerró sus orbes bajando ligeramente su rostro. Mil y un pensamientos recorrieron su mente, demasiado rápido, demasiado apresurado todo, incapaz de permitirle basarse únicamente en una. ¿Cuánto pasó? ¿Escasos minutos en el cielo? ¿Quizás meros segundos? El tiempo pareció pararse y, contar aquello en que pensó no sería necesario. Únicamente una peculiar sonrisa se formó en sus labios y, a la par que su rostro bajaba ligeramente y una oscura sombra se apoderó de sus orbes sus temores se reflejaron en sus facciones. ¿Miedo al ser infernal? No, miedo a si mismo, a su ser demasiado inestable, a aquello que podría causar. Le estaba demostrando debilidad, a la cual con dificultad mostraba y, sin pre-aviso y pesar, volvió a abrir sus orbes en cuanto sus pasos tocaron el suelo y volteó su rostro en dirección al lugar donde poco antes estaban de pie. —Que peligroso...— Murmuró, más solo se fijó en el cambio pocos instantes después. ¿Aquél era Chitose? Sus cabellos estaban oscuros y sus orbes, brillaban de una forma parecida a la que había visto en Sephiroth.
Solo segundos después se percató de una inigualable realidad. Lo había visto, tiempo atrás, en aquella gruta que tanto odió. Sus orbes de diferentes colores se abrieron algo más, en valía de la sorpresa pero de nuevo bajó a la joven dama que junto a aquél infantil monarca había aparecido. Dada la situación y lo que sus ojos presenciaban pudo llegar pronto a una hipótesis, sin abrir sus labios aun, ni moverse del lugar donde estaba, aun sintiendo el brazo ajeno alrededor de su cintura. —Quizás... ¿Los seres infernales aumentan su poder cuando las demás razas los pierden?— Murmuró, entrecerrado sus orbes en un sutil acto. ¿Qué más que la parte inferna tenían aquellos dos sujetos en común? Más allá del blanco de los ojos y el hecho que tenían la sangre de seres infernales, demasiado diferentes eran ambos, nada en común a parte de ello pudo encontrar. —¿Ustedes también... escucharon aquella voz?— Preguntó de una forma suave, calmada, carente de cualquier emoción negativa, escondido el temor bajo capas y capas de obligada calma. Una vez más, casi por inercia sus orbes se cerraron casi completamente y sus labios se entreabrieron, casi como si quisieran decir algo. —Que desagradable sentimiento parecerse a los seres humanos...— Susurró, tan quedo que incluso él mismo tuvo dificultad para escuchar su propio susurro y, realizando una ligera presión, casi inexistente en la mano apoyada sobre el torso ajeno, un callado mensaje de que estaba bien y podía soltarlo. —Gracias.— Le susurró con una gentil sonrisa.
¿Hum...?— Murmuró, esperando que siguiera con su frase, más no pudo articular palabra antes de que sintiera la mano contraria en su muñeca y, de forma imprevista verse apoyado en el contrario. Todo movimiento realizado por aquél de oscura ala le resultó inesperado, un sentimiento tan nuevo que en el fondo le desagradó, no que el otro le tocara, sino el no poder percibir las acciones por él llevadas a cabo, en el fondo, el sentimiento era plausible para un ser acostumbrado de forma completamente opuesta. Aun así, sin poder oponerse a las acciones contrarias apoyó su mano libre en el torso ajeno y cerró sus orbes bajando ligeramente su rostro. Mil y un pensamientos recorrieron su mente, demasiado rápido, demasiado apresurado todo, incapaz de permitirle basarse únicamente en una. ¿Cuánto pasó? ¿Escasos minutos en el cielo? ¿Quizás meros segundos? El tiempo pareció pararse y, contar aquello en que pensó no sería necesario. Únicamente una peculiar sonrisa se formó en sus labios y, a la par que su rostro bajaba ligeramente y una oscura sombra se apoderó de sus orbes sus temores se reflejaron en sus facciones. ¿Miedo al ser infernal? No, miedo a si mismo, a su ser demasiado inestable, a aquello que podría causar. Le estaba demostrando debilidad, a la cual con dificultad mostraba y, sin pre-aviso y pesar, volvió a abrir sus orbes en cuanto sus pasos tocaron el suelo y volteó su rostro en dirección al lugar donde poco antes estaban de pie. —Que peligroso...— Murmuró, más solo se fijó en el cambio pocos instantes después. ¿Aquél era Chitose? Sus cabellos estaban oscuros y sus orbes, brillaban de una forma parecida a la que había visto en Sephiroth.
Solo segundos después se percató de una inigualable realidad. Lo había visto, tiempo atrás, en aquella gruta que tanto odió. Sus orbes de diferentes colores se abrieron algo más, en valía de la sorpresa pero de nuevo bajó a la joven dama que junto a aquél infantil monarca había aparecido. Dada la situación y lo que sus ojos presenciaban pudo llegar pronto a una hipótesis, sin abrir sus labios aun, ni moverse del lugar donde estaba, aun sintiendo el brazo ajeno alrededor de su cintura. —Quizás... ¿Los seres infernales aumentan su poder cuando las demás razas los pierden?— Murmuró, entrecerrado sus orbes en un sutil acto. ¿Qué más que la parte inferna tenían aquellos dos sujetos en común? Más allá del blanco de los ojos y el hecho que tenían la sangre de seres infernales, demasiado diferentes eran ambos, nada en común a parte de ello pudo encontrar. —¿Ustedes también... escucharon aquella voz?— Preguntó de una forma suave, calmada, carente de cualquier emoción negativa, escondido el temor bajo capas y capas de obligada calma. Una vez más, casi por inercia sus orbes se cerraron casi completamente y sus labios se entreabrieron, casi como si quisieran decir algo. —Que desagradable sentimiento parecerse a los seres humanos...— Susurró, tan quedo que incluso él mismo tuvo dificultad para escuchar su propio susurro y, realizando una ligera presión, casi inexistente en la mano apoyada sobre el torso ajeno, un callado mensaje de que estaba bien y podía soltarlo. —Gracias.— Le susurró con una gentil sonrisa.
Seiran-
Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 24/05/2014
Re: (Rol de trama) Once we're together... (Priv. Mia, Seiran, Chitose & Sephirot)
El chico me sonrió de manera ladina, y me dijo que, antes de preguntarle su nombre a él, debería haberle dicho el mío. Desvié la mirada, como si le estuviera dando la razón en silencio. Noté su mirada clavada en mí. En cierto modo, me sorprendió, pues normalmente, la gente que se mira fijamente es por estar en alerta, es decir, examina al contrario para ver si es una amenaza o no. Y que me mirara a mí de esa manera, era bastante irónico, teniendo en cuenta que, además de mi aspecto que era de una chica que ya de por sí estaba indefensa, mis poderes no funcionaban, así que pocos ataques iba a poder hacerle a aquel joven que además parecía incluso más fuerte que nunca.
Cuando le pregunté acerca de la voz y lo que busca, me sonrió. Según él, no lo sabía, y que también iba a preguntarme lo mismo. Y, tal y como él dijo, la situación era irónica. Su rostro volvió a ser inexpresivo y acerco su mano a mi frente, asustándome un poco, pero calmándome al ver que no me hacía nada. A lo mejor no quería hacerme daño...
Casi le soltaba un puñetazo en la cara cuando me dijo que parecía humana, pero me reprimí porque ahora necesitaba ayuda, y no podía permitirme hacer enemigos, y menos en este estado. Así que ese gesto lo rebajé a una mirada furiosa y unos puños apretados. En mi familia, se había inculcado desde siempre la idea de que los humanos eran seres terribles que hicieron que nuestra raza se extinguiera prácticamente, y que yo creyera en eso y que encima me comparasen con uno de ellos, era como pegarme donde más me duele.
-No vuelvas a llamarme ''humana''-le dije de manera seca. No quería que se pensara que yo era una borde, pero me repateaba mucho el hecho de que me llamara de esa manera como si fuera lo más normal.
Tan enfadada estaba que no me di cuenta de que nos observaban. Pero a juzgar por los comportamientos del chico, éste sí los notó. Y sin pedirme permiso ni nada, me agarró de la cintura, y me colocó sobre su hombro, haciéndome sonrojar por furia y por vergüenza. Iba a replicar y a quejarme, pero me dejó fuera de combate nada más decirme que, al estar indefensa, no debería quejarme de que me llevara con él. Le miré y me encontré con sus ojos, que eran de un precioso azul turquesa, y me dejó claro que me iba a dejar por allí si no quería ir con él. Me resigné y me dediqué a dar pequeños golpecitos con mis puños en su espalda.
Entonces, llegamos a aquel lugar donde mi acompañante decía de conocer a aquellas personas. Como estaba del revés, no pude verles las caras, y como estaba harta de ir como si fuera un saco de patatas sin valor, con un forcejeo ágil, conseguí bajar, y verles las caras. Uno de ellos, de pelo blanco y largo, tenía la misma mirada que el chico que me llevaba en su hombro, pero el otro era más bien como yo, un... humano.
-E-Etto...-iba a preguntar por sus nombres, pero me acordé de las palabras de aquel chico que me dijo antes, y decidí callarme. Pero entonces recordé cómo me cogió él durante el viaje, y le miré, medio enojada.
-¡No soy un saco de patatas!-le dije y me di la vuelta mientras empezaba a quejarme por lo bajo. Aunque estaba dando una impresión de niña infantil, me daba igual, se iba a enterar de que no soy tan debilucha como pensaba cuando recupere mis poderes...
Cuando le pregunté acerca de la voz y lo que busca, me sonrió. Según él, no lo sabía, y que también iba a preguntarme lo mismo. Y, tal y como él dijo, la situación era irónica. Su rostro volvió a ser inexpresivo y acerco su mano a mi frente, asustándome un poco, pero calmándome al ver que no me hacía nada. A lo mejor no quería hacerme daño...
Casi le soltaba un puñetazo en la cara cuando me dijo que parecía humana, pero me reprimí porque ahora necesitaba ayuda, y no podía permitirme hacer enemigos, y menos en este estado. Así que ese gesto lo rebajé a una mirada furiosa y unos puños apretados. En mi familia, se había inculcado desde siempre la idea de que los humanos eran seres terribles que hicieron que nuestra raza se extinguiera prácticamente, y que yo creyera en eso y que encima me comparasen con uno de ellos, era como pegarme donde más me duele.
-No vuelvas a llamarme ''humana''-le dije de manera seca. No quería que se pensara que yo era una borde, pero me repateaba mucho el hecho de que me llamara de esa manera como si fuera lo más normal.
Tan enfadada estaba que no me di cuenta de que nos observaban. Pero a juzgar por los comportamientos del chico, éste sí los notó. Y sin pedirme permiso ni nada, me agarró de la cintura, y me colocó sobre su hombro, haciéndome sonrojar por furia y por vergüenza. Iba a replicar y a quejarme, pero me dejó fuera de combate nada más decirme que, al estar indefensa, no debería quejarme de que me llevara con él. Le miré y me encontré con sus ojos, que eran de un precioso azul turquesa, y me dejó claro que me iba a dejar por allí si no quería ir con él. Me resigné y me dediqué a dar pequeños golpecitos con mis puños en su espalda.
Entonces, llegamos a aquel lugar donde mi acompañante decía de conocer a aquellas personas. Como estaba del revés, no pude verles las caras, y como estaba harta de ir como si fuera un saco de patatas sin valor, con un forcejeo ágil, conseguí bajar, y verles las caras. Uno de ellos, de pelo blanco y largo, tenía la misma mirada que el chico que me llevaba en su hombro, pero el otro era más bien como yo, un... humano.
-E-Etto...-iba a preguntar por sus nombres, pero me acordé de las palabras de aquel chico que me dijo antes, y decidí callarme. Pero entonces recordé cómo me cogió él durante el viaje, y le miré, medio enojada.
-¡No soy un saco de patatas!-le dije y me di la vuelta mientras empezaba a quejarme por lo bajo. Aunque estaba dando una impresión de niña infantil, me daba igual, se iba a enterar de que no soy tan debilucha como pensaba cuando recupere mis poderes...
Mia Fearless-
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