Vestus / El Dios de la Guerra — ID.

Su apariencia refleja fácilmente la imagen que todos podrían tener de una deidad. Sus rasgos son todos como labrados por los mejores escultores. El tamaño de sus ojos hace perfecta combinación con la forma un poco puntiaguda de su rostro. Y así como el solsticio de verano, su cabello es de un rubio ligeramente opacado, casi pareciendo naranja; un naranja muy claro. Sus orbes son de un brillante carmesí, unos ojos que demuestran vives, arrogancia y egocentrismo. Es de tez clara; podría decirse que todo encaja de forma perfecta, todas las tonalidades y formas de su aspecto. Para finalizar su rostro, tiene un par de pendientes cuadrados de oro.

Su estatura rebasa ligeramente los 185cm. Su peso corporal ronda los 70kg, hechos a base de altura y músculos, más que nada. Así como su rostro bien definido, su cuerpo tiene una estructura perfecta. Sus músculos resaltan en lugares claves para darle una apariencia cuidada y masculina, así como fuerte. Su cabellera llega por debajo de sus ojos, dependiendo la situación en la que se encuentre, la arregla de distintas formas; por ejemplo, cuando está en una pelea, lo coloca parado, ligeramente hacia atrás. Mientras que en sus tiempos de ocio la suele llevar peinada hacia abajo.

Todo él tiene un aire de frescura y confianza a simple vista. Cualquier persona que lo vea por primera vez, se sentirá protegida si sabe que el rubio está de su lado, o en otro caso, se sentirá intimidado de saber que peleará con él. Su armadura es dorada y azul, con esto trata de mantener su imagen impecable, además, se dice que esta fue hecha con carburo de tungsteno, haciendo de la misma una pequeña fortaleza impenetrable, es un material que ni siquiera puede ser rayado. Muchos dicen que no existe armadura igual, que fue hecha por los mismos dioses de la creación. En la parte trasera de la armadura, a la altura de la cadera cae una capa de color rojo, y otro poco cae de la parte frontal, del mismo color, sólo que un poco más corta.

Prepotente, arrogante, egocéntrico, soberbio, altanero, despectivo, déspota, engreído, vanidoso, orgulloso, imperioso, entre otros. Son algunos de los adjetivos que pueden describir la personalidad de este sujeto. Desde siempre ha sido así, siente que es superior a los demás. No muestra empatía por persona alguna y tampoco tiene interés en las cosas que no sean él mismo. Si bien hace algo que parece ser de ayuda para otro, lo hace por sus propios motivos. No se rebajará a seguir las órdenes de nadie y usará la fuerza si es necesario para que los demás se dobleguen ante él. Su palabra debe ser siempre absoluta, no discutirá con nadie por ninguna razón a menos que eso le dé satisfacción.

Consigue siempre lo que quiere. Tiene una actitud usualmente horrible para cualquier persona, y gracias a esto le es imposible socializar como es debido. Ayudará a otra persona si esto se lo pide de verdad, estando casi de rodillas y haciendo una súplica totalmente sincera. Muchos pueden considerarlo como una persona cruel, y la verdad es que lo es si es necesario. No tiene sentimientos ni afecto por nadie, como bien se dijo ya, así que matar a quien sea no le importará en lo más mínimo. Quizá si muestra un pequeño ápice de interés por alguien, será por aquel o aquella que lo halague o alabe, y sólo lo mirará como un “seguidor”. Usualmente, cuando se le da el comando de algo (a veces, aunque no se le dé), trata de manejar a los soldados a su antojo. Esto es algo natural en él. Básicamente, mira a todos por debajo del hombro, el mundo es sólo él, los demás son meros estorbos.

Es alguien que no tiene miedo de nada ni a nadie. Jamás se le verá sorprendido, pues sabe manejar muy bien sus emociones, o por lo menos, las apariencias. No se ha imaginado queriendo a alguien más, pero sabe que eso no sería una cuestión muy grata para la chica, porque como ya se mencionó, consigue siempre lo que quiere. ¿Respeto por alguien? Claro, respeto por los Dioses, mas no significa que los complace, él hace las cosas que quiere cuando quiere. No tolera ningún tipo de broma, si algo le molesta de verdad, lo reducirá a añicos.

Hace miles de años, la religión Mesopotámica era ocupada por distintos dioses, cada uno se “encargaba” de algo en particular. Esto pasaba en muchas civilizaciones. Entre todos ellos, había uno llamado “Nergal”, éste era una parte de la deidad del Sol; se le conocía como el Dios de la Guerra y de la Peste, pero en realidad, Nergal representaba el sol del mediodía y el solsticio de verano, que lleva consigo la destrucción. Se le relacionaba a este dios con algunos otros mesopotámicos, como aquellos que custodiaban el Pantheon, un lugar que era ocupado por todos los dioses. Nergal era en realidad un dios no muy solicitado, todos tenían fe en dioses como la de la fertilidad, de la lluvia, la prosperidad, etcétera. Pero en realidad, nadie tenía interés por el dios de la Guerra, nadie nunca le rendía tributo, nadie le alababa ni tampoco le pedían favores, era totalmente marginado por los ciudadanos, pero no por los demás dioses, todos sabían que Nergal era fuerte, preferían evitar todo tipo de problemas.

No podía existir la paz eterna, tanto externa como internamente, Mesopotamia era lastimada cada vez por aquellos que desertaban, asesinaban por placer, o aquellos que intentaban ganar terrenos. Aun así, a pesar de salir a luchar, nadie pedía la bendición de Nergal, fue hasta el nacimiento de un hombre, que aquel Dios comenzó a vivir como tal. Un ser que era marginado por la sociedad, por sus ataques de locura y demás problemas. Él fue el único que recurrió a Nergal. Lo adoró, lo idolatró, lo alabó tanto como nadie jamás había hecho, y ante aquello, el Dios no pudo hacer nada para evitar sentirse realmente bien. Esto parecía ser muy bueno para él, pero en realidad, fue lo peor que pudo haberle pasado; por un error del mismo, se hizo amigo del hombre. El único con quien hablaba, el único que lo escuchaba, fue algo totalmente inevitable, y por esto pagó caro. Nergal terminó otorgando su bendición a aquel sujeto que había sido tan solo una sombra, un cero a la izquierda. La bendición que nadie jamás había pedido; en otras circunstancias, el Dios de la Guerra habría hecho toda una investigación profunda de aquel seguidor, iba a analizarlo para ver si era correcto darle la bendición o no, pues no era algo que se pidiera así como así; pero en ese momento, al sentirse en tan alta estima no pudo evitarlo. El hombre hizo todo un caos cuando tenía el favor de Nergal. Destruyó edificios, mató a cientos de habitantes, mientras Nergal seguía cegado por la nueva experiencia. Entre algunos Dioses detuvieron al sujeto, los otros se encargaron de proteger a los habitantes, curarlos y a proteger las edificaciones. Finalmente pudieron detenerlo e hicieron entrar en razón a Nergal. El Dios se sentía bastante estúpido por haberse dejado manipular así, y no podía hacer nada para remediar aquello. Había demostrado debilidad, había demostrado que no tenía valía para ocupar un cargo tan alto.

Si la gente lo marginaba, ahora le odiarían y no se sentirían seguros viviendo en un lugar así, con alguien como Nergal. Los demás Dioses decidieron que, en lugar de esperar a que los habitantes desertaran poco a poco hasta dejar Mesopotamia vacía, expulsarían a Nergal de allí. Y éste último no podía hacer nada para evitarlo, sabía que estaban en todo su derecho de hacer las cosas como quisieran, y sabía también que sería mejor irse de allí. Pero ahora todo sería completamente diferente. Ahora no le importaba que la gente lo adorara, ahora no permitiría que un humano se acercara a él tanto como aquel extraño lo hizo. No se dejaría manipular, sentía una repulsión enorme por todos aquellos que lo juzgaron después del incidente, nadie sabía cómo se sentía antes, nadie sabía que la causa de la debilidad del mismo habían sido los habitantes, pero no se detendrían, ahora lo trataban mal, pero se decidió que no sería así por siempre.

Siglo XV. Ehlysea. Vestus, anteriormente conocido como Nergal, llegó a una dimensión que no conocía, un sitio que no tenía esos indeseables humanos a los que tantos odiaba, sin embargo, no tenía las mismas habilidades. No se sentía como si estuviese completo, de igual forma, esto ayudaba para hacerse a la idea de que jamás existió Nergal. En realidad, no supo cómo llegó allí, lo último que recordaba era estar en un barco, náufrago. De igual forma, eso no importaba, sabía que necesitaba empezar de cero. Él tenía el poder para ser un Dios, claro, el Dios de la Guerra. Esta vez dejaría muy en claro quién tenía el poder. Demostraría su supremacía con temor, de ser necesario. Llegó siendo un ser totalmente independiente, para vivir como alguien a quien alabaran con temor. Alguien a quien mirarían de lejos. Bendecirá a aquellos que cumplan su condición, pero hay que estar muy locos para hacerlo.

— No tiene gustos por nada ni nadie. Si quiere hacer algo lo va a hacer y ya. Podría decirse que en general odia a todas las personas y cosas que existen, existieron y están por existir. Eso sí, siente un extremo asco por los humanos, basta con escuchar esa palabra para ponerse de malas.
— La regla de arriba tiene una ligera excepción: los felinos. Todos los felinos son de su agrado, especialmente aquellos que son imponentes y salvajes, como el león.
— A pesar de ser independiente, tiene favoritismo por el Reino Ruber. Es más fácil que acceda a ayudar a alguien de allí, o a andar circulando por aquél lugar.
— Tiene suficiente fama para que lo conozcan en todos los lugares, ya se ha encargado de ello como era debido.
— A pesar de que antiguamente fue Nergal, se decidió a olvidar todo aquello relacionado con el pasado de este último.

Nombre del Favor/Bendición: War Cry.
¿En qué consiste?: Es la mejor bendición que puede existir para una batalla. Al otorgar su bendición, el receptor de la misma obtiene un poder asombroso. Es básicamente una explosión de habilidades. Esto incluye fuerza física, destreza corporal, destreza mental, resistencia a las heridas e incluso un poco de regeneración. La bendición dura tres horas. Esta sólo se otorgará en casos de extrema necesidad, como en guerras de verdad.
¿Cómo conseguirla?: Un sacrificio. Nada más y nada menos. No es una Bendición que se otorgue así como así. Además, la potencia del Favor dependerá de la cercanía que tenga la persona sacrificada con el bendecido.

Desconocido — 0,5% de Bonificación.
Conocido — 3% de Bonificación.
Compañero (trabajo/escuela/etc.) — 5% de Bonificación.
Amigo — 20% de Bonificación.
Familiar — 35% de Bonificación.
Mejor Amigo — 40% de Bonificación.
Amante — 50% de Bonificación.

*Las personas sacrificadas no pueden ser Spectrum.