Sephiroth // demon or angel?

Cascada plateada como cabello, ojos rasgados como felino, de un brillante color cyan y una expresión imperturbable y serena como el mar. ¿Qué más decir de Sephiroth? Demasiados detalles se podrían destacar de este demonio con aspecto de ángel, por lo que el resumen más rápido sería el anterior, pero prosigamos aún así.
De constitución fuerte, mas no por ello vasta, se puede apreciar el trabajo anatómico de sus músculos bajo la capa de piel pálida, y su cuerpo está adaptado perfectamente para la lucha: fuerte, ágil y rápido. Su estatura sobrepasa fácilmente el 1,85 y su cabello de color plateado puede llegar a sobrepasar su cadera, aunque dos pequeños mechones de flequillo cubren ambos lados de su rostro, acabando por llegar por debajo de la mandíbula. Sus ojos rasgados como ya se ha dicho, son de un brillante e intenso color azul verdoso, muestran una frialdad y casi arrogancia que se podría considerar como irracional. Estragos de locura parpadean en esos iris penetrantes, haciendo que cuando los observas resulte intimidante. Su rostro anguloso aunque armónico hace ver la sangre angelical que recorre sus venas, aunque manchada por la traición, y el único indicante de que este ser es un demonio se puede ver en la única ala que adorna su espalda, en el lado derecho, de plumaje oscuro como la oscuridad que invade el corazón del mismo, aunque no siempre visible por los motivos que lo lleven a ello.
Sus ropas suelen ser oscuras, siendo habitual en él una gabardina de cuero que llega por debajo de la rodilla, con hebillas por botones, abierta en el pecho dejándolo descubierto a su vez a excepción de dos correas que se unen en algo similar a un fajín de cuero y con unas hombreras de metal como única armadura. Guantes oscuros y botas altas con correas y hebillas además de unos pantalones negros completan su imagen, sumado a su arma predilecta: una masamune, espada similar a una katana en apariencia aunque de un largo excesivo en comparación con una katana original.

Spoiler:

Las apariencias pueden llegar a engañar mucho…¿quién podría pensar que ese hombre impasible y casi aterrador pudiera llegar a esconder otro tipo de realidad? Pero en verdad es así. Sephiroth, arrogante en su porte y seguro de sí mismo, realmente da esa imagen de ser superior, incluso su propia mirada puede llegar a reflejar eso con completa frialdad y rozando la insensibilidad, aunque un brillo febril de locura es lo único que se escapa de esas heladas cadenas que atan los sentimientos del albino. Mas es por esa locura latente en él lo que lo convierte en un ser cruel y despiadado, dispuesto a todo lo que sea para poder lograr su objetivo, pero…aun así calmado.
Pero esa imagen se rompe como frágil cristal en cuanto puedes observar su interior. Sephiroth en realidad es un ser atento y considerado, el cual no sería capaz de poner a aquellos que aprecia en peligro, y llegando a considerarse a sí mismo cobarde por ello. Su carácter recibió ese cambio drástico debido a las circunstancias en las que descubrió la verdad de su pasado, haciendo así que su lado más lleno de luz quedara ensombrecido por la demencia de su objetivo: ser el nuevo Dios del mundo, ya que está convencido de que la situación actual es un error y una injusticia, se considera el elegido para guiar al mundo, y por ello mismo luchará, como ya hizo anteriormente…luchar luchar y luchar, nada más que eso.
Se podría decir que ambos lados, caras opuestas de una misma moneda, quedan eclipsadas en este demonio con rostro de ángel… ¿cuál acabará por dominar? ¿La antigua luz que bañó su mirada o la oscuridad que ya está invadiendo su alma?

Maquinación, pruebas, observación, sufrimiento, dolor, engaño, falsedad…¿qué se puede decir de alguien que solo tuvo eso como infancia? En la creación de un sujeto óptimo de lucha, del perfecto guerrero y soldado, fue como ‘crearon’ a Sephiroth. Mezclas de sangre, combinación de genes, todo para que el niño que naciera de aquello fuera el resultado óptimo que se podía pedir como un soldado de ejército, ese fue el objetivo de su padre, el cual nunca lo trató como se debería de tratar a un infante. Y de esa manera, el niño aprendió en poco tiempo lo que era pelear, lo que era que su piel ardiera por las pruebas mágicas que le obligaba a hacer su progenitor, por la resistencia que debía demostrar para confirmar que era el sujeto adecuado y no ser despreciado. ¿Cruel? ¿Despiadado?
El niño ni siquiera conoció a su madre, y a decir verdad aunque así hubiera sido, no hubiera logrado nada más que atraer más desgracia y sufrimiento a su corta vida. Su madre había desaparecido, muerto…al menos eso era lo que el joven tenía en su mente, pues la realidad era completamente distinta. No sólo era que la madre ni se preocupara del niño, sino que encima estuvo de acuerdo en que fuera tratado así mas… ¿para qué decirle aquello a ese pobre objeto que parecía ser el niño? Era más sencillo decirle que su madre no existía…como si él no hubiera nacido a partir de otro ser vivo. Sólo conocía una cosa de ella…Jénova, su nombre.
Los años pasaron rápido, aunque no tanto para aquel niño instruido en el arte de la guerra, y de esa manera conoció a dos personas que serían claves en su vida: Génesis y Angeal. Ambos creados con el mismo objetivo…ambos dedicados a una sola cosa…matar, destruir. Niños abandonados de sentimientos…¿cómo no iban a encontrar uno de ellos al menos, el de la amistad? Sephiroth nunca llegó a pensar en desobedecer a aquel que le había dado la vida ni a aquello que era todo para él, el ser un combatiente perfecto…pero…Génesis y Angeal no pensaban lo mismo. Génesis fue el primero en rebelarse, logrando huir de esa prisión de espadas y sudor mezclado con sangre, y poco después Angeal siguió su mismo sino. Ambos, al hacer aquello, ya tenían claro que su existencia sería perseguida como si de perros traidores se trataran…y así fue. ¿Pero qué mejor para lograr un luchador eficiente que arrebatarle cualquier signo de debilidad y emoción? Por ello mismo, mandaron a Sephiroth en busca y captura de aquellos que eran sus amigos, pero…algo ocurrió.
La amistad…aquel único sentimiento positivo que Sephiroth había experimentado en todos aquellos años…fue superior a las órdenes impuestas, traicionó a su progenitor…no pudo acabar con aquellos en los que había podido llegar a apoyarse. Sencillamente no pudo…
Los dejó huir, con todas las consecuencias que ello implicaba…y no tardó en ser la siguiente traición la de sí mismo, teniendo a su vez que huir de aquel lugar que era su ‘hogar’…abandonar su rango de soldado y salir de aquel que era su mundo, el infierno, hacia una nueva vía, un nuevo camino…no sin antes descubrir la verdad de su madre.
Expulsada del cielo, ángel corrompido de alas negras como aquella que el albino poseía en su lado derecho de su espalda…había sido traicionada por aquel que la había creado…¿por qué tanta injusticia? ¿Acaso la vida era solo sufrimiento? Todos aquellos sentimientos, durante tanto tiempo encerrados, explotaron en el interior del demonio, dejando a su vez escapar todo el poder que guardaba en su interior…destrucción…caos…su mente se rompió.
Se negaba a aceptar ese destino, no iba a permitir que ese mundo siguiera así…él era un ser creado a partir del cielo y del infierno, ambos lados los tenía en su sangre… ¿acaso eso no significaba que él era aquel que podía unir ambos lados? ¿Destrozar aquello que solo causaba sufrimiento? Destronaría aquel cielo con su dueño, y sería el nuevo Dios que gobernaría sobre todos…era justo.
Ambos lados de su personalidad chocaban..se debatían entre ellos…pero en algo coincidían: eliminar todo rastro de sufrimiento, luchar por ese objetivo…
De esa manera, y tras una batalla que se recordaría en el infierno, salió del mismo llegando a Ehlysea. No tardó en incorporarse a ese tipo de mundo, llegando a buscar de nuevo la ocupación que tuvo antiguamente…con el único objetivo de lograr cumplir el propio, usando a quien fuera necesario para ello…no importaba el coste a pagar.

• A pesar de que sabe usar magia, suele ser más del combate cuerpo a cuerpo, siendo más habilidoso en el mismo.
• Su espada, Masamune, es una verdadera rareza, pero a pesar de lo desmesurada que pueda parecer la maneja a la perfección con rapidez y eficacia.
• Aunque sólo pueda parecer un cuerpo capaz de luchar, su mente también es eficaz en ese campo, siendo un gran estratega y sabiendo donde y como sacar información de lo disponible. “En la guerra todo vale”.
• Tiene cierto gusto por la lectura y la información en sí, aunque tampoco es como si fuera su hobby predilecto.