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Mensaje por Chitose Miér Mayo 28, 2014 10:52 pm

¿Por qué abandonaba su reino? Fácil. Primero, no quería estar toda su vida encerrado en el mismo sitio, aunque sabía que tenía que volver. Segundo: Quería explorar afuera de esos muros. Tercero: Iba a ir a Ruber, aquel reino que se encontraba rodeado de lava, las temperaturas eran altísimas, y su espíritu guerrero sobresalía de entre todos los reinos. Para los amantes del combate, era el mejor sitio donde residir, alguien como aquella persona con la que está relacionada por sangre. ¿Estaría en el reino? ¿O quizás era una trotamundos? Su madre era un espíritu libre, guida por sus propios sentimientos, y su sed de violencia. Ruber era su reino natal, y el mejor sitio para explanar aquel deseo. ¿Por qué no volver? Seguramente había ya pateado a más de uno, y tal escena le producía risa al híbrido, recordando su infancia. Si tuviera que describir ese período de su vida, sería aventura, espontaneidad...
Tras pasar los límites del reino, el aparente joven observó con curiosidad las calles, que distaban a las de Safir, y al río de lava que surcaba algunas calles, y la piedra que conformaba las calles. Además, la temperatura ambiente no le resultaba incómoda. Nunca había estado a tanta temperatura, pero nada que no pudiese soportar. Recorría las calles tranquilamente, con un petate colgado al hombro, para al menos pasar unos días en aquel lugar. Debía buscar una taberna o una posada... Bueno, de eso ya se encargaría en otro momento, primero a explorar el lugar.
Con entusiasmo, paseaba tranquilamente por el lugar, y se detuvo por unos momentos en lo que era la herrería. Las chispas que volaban en el aire al chocar el martillo, hacían un buen espectáculo ante sus ojos, pero agitó su cabeza levemente, para dejar de distraerse. Antes había que dar una vista general. Había sitios por los que buscar, y si en unos días no la encontraba, pues se iría y volvería a Safir, para retomar su vida de rey... Además, solo había dejado una nota en su escritorio diciendo que se iba unos días a visitar Ruber, tampoco era tan problemático, solo una pequeña visita de unos días~ No sabía si su alado consejero iba a buscarlo o no, pero seguro que al hablar entendería el motivo sin ninguna dificultad.
Tras un tiempo en su tarea, lo que le llamó la atención fue el campo de entrenamiento, y una especie de llama interior se encendió en su interior. Las espadas chocando, los combates... estaba claro que el espíritu de los guerreros ardía al igual que la lava que recorría la ciudad. Una sonrisa entusiasmada surgió en los labios del rey, y sin pensarlo dos veces, saltó al campo, confrontando a uno de los guerreros que parecía más veterano.
—¿Podría unirme al entrenamiento? ¡O al menos un combate! —dijo con vivacidad el joven, y el individuo, sin despreciar aquella muestra de entusiasmo, permitió tal acto. Chitose dejó el petate a un lado, y fue a elegir una espada, escogiendo una liviana, pero tampoco frágil como el cristal. Equilibrada, con resistencia y potencial de daño. Nada mal.
Ambos, su contrincante y él se apartaron a un rincón del campo, y tras un saludo mutuo, comenzó el combate. El primero en acercarse fue aquel guerrero de Ruber, y Chitose solo se limitaba a defenderse de las estocadas del contrario, pero una vez ejecutadas unas cuantas, ya sabía cómo podía derribar a su más corpulento rival. Por primera vez, el joven movió la espada con el objetivo de asestar un golpe en el costado, y como había previsto, el individuo se defendió, empujándolo hacia atrás, y se preparó para ahora asestar él otra estocada. El de ojos ámbar se defendió limpiamente, sin error alguno, y con fuerza, empujó al contrincante hacia atrás, y con fuerza, hizo que la espada chocase contra la del adversario, lanzándola por los aires, y después ejecutó una barrida, haciendo que perdiera el equilibrio, y que el guerrero cayera al suelo, derrotado. Golpe, paso atrás, bloqueo, empuje, desarme, y barrida. Con tan solo estas acciones básicas, podías conseguir la victoria.
Más bien... se esperaba algo más. Podría haberlo derrotado sin tanto enrevesamiento, pero quería probar su habilidad. Con una amplia sonrisa, ayudó al individuo a levantarse del suelo, y quedaron uno frente al otro —Ha sido interesante, quizás me pase mañana y tenemos otra— el otro asintió más convencido, entusiasmado de alguna manera, y otros guerreros también se acercaron, habiendo visto la pelea que se había desarrollado hace unos instantes antes. El de pelo castaño se sorprendió al verse rodeado de soldados, y tanto en él como ellos, el ánimo fue aumentando —¡Esperad! ¡Lucharé contra todos, de acuerdo, de acuerdo! —fue lo que dijo a los apasionados guerreros. A partir de ahí, comenzaron una seria de combates, algunos individuales, y otros en grupo, y la euforia de la batalla se notaba tanto en el rey como en los soldados, sin embargo, el forastero, al ponerse en serio, eliminaba contrincantes en muy poco tiempo, siendo consumido por aquella euforia, y tras vencer a todos los rivales que se ofrecieron a luchar, suspiró, pero tampoco le dio mucho tiempo a respirar, pues ahora le preguntaban sobre él, el tiempo que se iba a quedar, propuestas de luchas para el día siguiente. El joven hablaba entusiasmado con los soldados, ansiando que llegase el día de mañana, para tener más interesantes combates con aquellas personas.
Mientras conversaban, un rugido procedente de su estómago hizo presencia, y se vio obligado a abandonar al grupo de solados, los que volvieron al entrenamiento, más exhaustos, pero todavía con fuerzas. Él también estaba algo fatigado, pues hace tiempo que no luchaba con nadie, pero era una sensación extraordinaria. Sería más o menos... La hora de cenar.Sin querer retirarse del campo de entrenamiento, se puso a comer pan con queso en un rincón, que había traído desde su reino, mientras observaba concentrado a los soldados sumergidos en ese entrenamiento.
Chitose
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Mensaje por R Unforgiven Lun Jun 02, 2014 11:00 pm

Era una buena tarde en Ruber, y R observaba temas de organizacion del reinado en el escritorio de su habitacion, todo estaba normal, era genial ver la estabilidad y el bienestar del reino, ademas con los nuevos negocios y herrerias colocada todo iba viento en popa, solo reviso los ultimos papeleos, reviso proyectos y finalmente con todo listo tenia el dia libre, se paro coloco su silla y comenzo a pensar a donde ir mientras se colocaba su armadura y su traje entero con capucha, las opciones no eran muchas ya que los lugares eran limitados, no queria causar un revuelo gigante paseando por el mercado, ya lo habia hecho el dia anterior y fue un poco dificil controlar a la gente al comienzo y el mercado de ruber se congelo de momento por la visita inesperada.

Finalmente se decidio por el campo de entrenamiento, seguro habia soldados entrenando pero este no seria problemas, a ellos se les era mas facil controlar que a un grupo de gente muy exaltada, aunque recordar esa emocion de la gente lo ponia feliz, no queria armar lios, ademas entrenar con los jovenes y entregarles unas palabras era emocionante para el arcangel, ver las caras de lo soldados y sus ojos brillando con el resplandor del fuego que emana de la sangre, era simplemente cosas que hacia que ser el rey de Ruber fuera su vida y lo que amaba y valoraba.

Salio del castillo, hizo una breve pausa para mirar alrededor, las casas, el rio, sonrio recordando que a pesar del tiempo este lugar le seguia encantando como la primera vez, se coloco su capucha y se puso en direccion al campo de entrenamiento, el camino era relativamente corto aunque decidio irse por otro lugar en donde no transitara tanta gente, cosa de pasar lo mas desapercibido posible, en el camino ojeo rapidamente las casas, a pesar de ir rapido, las personas que notaban su presencia lo saludaban con reverencias aunque el arcangel pedia anteriormente que estas no armaran escandalo.

Paso por unos callejones, paso lo mas rapido posible una calle central del mercado para finalmente tener el camino directo al campo de entrenamiento donde de lejos se podia ver a los chicos entrenando, a el Arcangel le llamo la atencion un chico que sin dudas no era de por aca, un joven extranjero que entrenaba junto a los jovenes de ruber, se paro apoyandose en una pared cercana para ver lo que ocurria, el joven extranjero lucho con uno de los jovenes guerreros y a este no le costo mucho trabajo vencerlo y paso lo que R suponia y que se rio levemente, todos los jovenes se abalanzaron en el extranjero para pedirle un combate.

Miro cada una de las luchas observando al extranjero, las batallas eran cortas y demostraba una gran tecnica, tambien se fijo en sus jovenes, todos siguieron las reglas de combate y de caballerosidad, estas dos cosas lo pusieron contento y instalaron tanto emocion por la visita, como por la buena conducta de su pueblo ante la visita, a veces los jovenes se les subia la sangre guerrera a la cabeza, pero esta vez no y eso era fruto de la nueva educacion que R habia planteado, antes de eso Ruber era ciudad de sangrientos y salvajes guerreros sin moral, ahora este Reino no solo destacaba por su fiereza sino tambien por su orden.

Los enfrentamientos acabaron y observo como el chico iba a un rincon del campo, el Arcangel se despego de la pared en que estaba apoyado y camino en direccion a los soldados, mientras observaba al extranjero llegando a su destino para pararse a comer un pan, cuando estuvo cerca a los jovenes soldados estos se detuvieron al instante, haciendo una fila ante el, para despues hacer una reverencia con un "Saludos lider" a coro.

-Buenas tardes muchachos, estaba observandolos y los felicito por los enfrentamientos que realizaron, observe que tambien ninguno violo nuestra ley de lucha en los campos y eso me dejo muy satisfecho y contento, sigan asi, los quiero ver pronto en las elites o en las guardias de especializacion.-

Tomo aire mirando como los jovenes miraban atentos.

-Guerreros, Retirarse!!!-

Los jovenes gritaron a coro "Para seguir luchando" y siguieron entrenando, R miro a su alrededor y detecto al extranjero en el mismo lugar, asi que procedio a ir en direccion al muchacho, ya llegando al frente del extranjero lo miro fijamente alzando la mano.

-Bienvenido extranjero, ¿eres algun mercenario?, ¿Guardian real? y ¿que le trae al reino de Ruber?, espero que sea la pasion por la lucha (Sonrie)-
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Mensaje por Chitose Dom Jun 15, 2014 8:41 pm

El híbrido, a pesar de que su mirada estaba fija en los combates, su mente estaba en blanco, sin pensar en nada, solo haciendo que la boca de Chitose se moviese para masticar la comida. Tal y como su madre le había dicho, los soldados de Ruber habían sido domesticados como animales, aunque al monarca no le parecía muy apropiado decirlo así. Más bien, habían perdido tanta ansia de sangre que los caracterizaba anteriormente. Ahora no eran unos tipos sin moral y desordenados, sino… un equipo, por así decirlo, con orden.
En poco tiempo finalizó el pan que se estaba tomando, al igual que el queso que estaba comiendo, y dio un sordo suspiro, dando fin a su comida, aunque posiblemente después la reanudara en la posada donde se iba a hospedar. Al pensar en eso,se dio cuenta que todavía no había ido a ninguna. Carajo. Anhelaba que no hubiese horario para inscribirse, porque sino, hoy dormiría con los gatos, aunque no era tampoco mala idea, los mininos eran de sus animales preferidos.
En sus divagaciones, el castaño levantó la mirada, y se sorprendió al ver a un hombre dirijirse al grupo de soldados, los que formaron una fila ante éste, realizando un saludo. ¿Líder…? ¿Podría ser… el rey de Ruber? Un sujeto de cabellos negros, ojos castaños… Ah… Sí, lo era. Les dio un discurso a los soldados vestidos con armaduras, y además, se podía observar el respeto y la consideración hacia él, por lo que sus sospechas eran acertadas. Había oído hablar de él, pero jamás le había visto en persona. Pero había algo que… lo hacía sentir extraño. Una pequeña sonrisa asomó en los labios del híbrido, comenzando a emocionarse. ¿De dónde venía aquella emoción? Ni él lo sabía, solo su mente lo hacía. En ese momento, su mano derecha se apoyó en la empuñadura de la espada que llevaba en la cintura, apretándola con fuerza. Un ataque… una batalla… El oponente lucía tan… poderoso. Quería atacarlo… Su lado oscuro, por así, se hacía más latente, pidiéndole a gritos que atacara al arcángel, para que su espado chocara con la contraria, para no parar de luchar hasta desfallecer... Lo sentía, sabía que el contrincante era muy fuerte, que incluso no lo pudiera vencer, pero aun así, su sangre ardía, en ansias de comenzar la batalla, a pesar de que el usual rey de Safir evitaba los conflictos, y prefería echarse en la cama, para leer. No eran el rey quien deseaba eso. Probablemente echase unas risas con el rey de Ruber, e incluso podrían ir a una taberna para tomar algo.
Su sonrisa cambió a ser un línea, sin demostrar nada, al ver cómo el otro monarca se giraba, e hizo desaparecer su espada con un hechizo, con la posibilidad de volver a convocarla a voluntad.
Cuando el sujeto se acercó, Chitose lo miró fijamente, sin apartar su mirada de él. Al escucharlo, una sonrisa surgió nuevamente en sus labios—Solo soy un viajero, majestad… y quizás...—sus ojos se fueron tornando celestes, lentamente, mientras que apretaba fuertemente los puños, incluso hincándose las uñas en las palmas de las manos, para mantener autocontrol en sí mismo— la pasión por el combate me haya traído hasta aquí, aunque más bien la de otra persona—de su boca sale una risa nerviosa, desviando la mirada.. No quería provocar conflicto con el rey de Ruber, sería un gran problema, y eso solo sería problemático, pero… No, debía lidiar con él y luego marcharse. En su interior se maldecía a sí mismo.
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